Este suceso repentino ha dejado a muchas personas, incluidas aquellas más vulnerables, frente a un escenario de incertidumbre y estrés. Para las personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual, la anticipación es crucial para afrontar de forma sana los cambios en su entorno. Sin embargo, esta DANA ha trastocado todas las casillas posibles, generando una situación compleja y llena de retos.
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Riesgos físicos y emocionales para el colectivo
A nivel psicológico se han manejado niveles muy altos de ansiedad y estrés, al fin y al cabo ¿cómo debe de sentirse alguien cuando ha perdido su espacio seguro en cuestión de minutos? Las alteraciones de rutinas diarias o incluso la falta de acceso a espacios de calma y seguridad, pueden desorientar y provocar sentimientos de miedo. La dificultad para comprender lo que ocurre agrava esta ansiedad, y en muchos casos, pueden no tener las herramientas para expresar sus necesidades o emociones.
La DANA ha supuesto también una barrera para la expresión de la autonomía del colectivo, puesto que toca integrar nuevas rutas de desplazamiento, volver a la formación online, pausar su empleo y contar con la entereza para afrontar un escenario lleno de estímulos, que podrían resultar incómodos. Todo este cambio en sus esquemas mentales puede suponer una fuente enorme de frustración. Es por ello, que el rol de la red de apoyo de las personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual se vuelve fundamental.
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La importancia del apoyo y la comunicación adaptada
Además, es fundamental que el entorno de apoyo incluya actividades y momentos de relajación que ayuden a mitigar la ansiedad y a redirigir su energía hacia actividades creativas y de autocuidado. La sociedad debe hacer un esfuerzo conjunto para facilitar un entorno que promueva la resiliencia y permita a estas personas expresar sus emociones y vivir el duelo, la angustia y la incomprensión, en un ambiente de seguridad y comprensión.
El colectivo destaca por su resiliencia ya que constantemente se adapta a los desafíos de una sociedad que no siempre les facilita el camino. Ante esta catástrofe, es crucial construir un entorno seguro y ofrecerles el apoyo necesario para que puedan superar la adversidad. Una de las mayores cualidades del ser humano es su capacidad de adaptación, y sin duda las personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual demuestran este espíritu cada día.